La Madre del Buen Pastor
El sábado antes del día del Buen Pastor (actualmente IV Domingo de Pascua) es la fiesta de la Madre del Buen Pastor (Divina Pastora), devoción típicamente capuchina de origen española, que desde casi un siglo es la patrona de todas las misiones capuchinas en todo el mundo.
Origen de la devoción
La aprobación eclesial
Con su muerte, acaecida en el 1750, por algunos años esta devoción se quedó en cierto sentido huérfana, pero encontró en el beato Diego de Cádiz (1743-1801) un encendido propagador, que afirmaba haber recibido el don de la palabra a través de la Divina Pastora. Fue él quien escribió los textos litúrgicos apropiados para la celebración de la misa y de la liturgia de las horas, que en el 1795 fueron aprobados por el Papa Pio VI, lo que sellaba canónicamente la devoción. Desde allí los capuchinos españoles podrían celebrar su recurrencia litúrgica todos los años en la víspera del domingo del Buen Pastor, que entonces era el según domingo después de la pascua.
También bajo la animación del beato Diego en 1798 un decreto del gobierno provincial ordenaba la colocación de su imagen en todas las iglesias de la orden y la proclamaba patrona de las misiones capuchinas españolas. Su devoción se extendió por toda España, por las misiones en América Latina y también en muchas partes de Italia que estaban bajo influjo español. En 1885, el papa León XIII extendió esta festividad a toda la Orden.
Surgieron, además, algunas congregaciones femeninas fuertemente ligadas a esta devoción: Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor (Beato José Tous y Soler, ofmcap); Terciarias Capuchinas de la Divina Pastora (fr. Pedro de Llisá, ofmcap); Terciarias Franciscanas de la Divina Pastora (Beata M. Ana Mogas); Congregación del Rebano de María (Francisco de Asís Medina); Congregación Escolapia de Religiosas, Hijas de la Divina Pastora (P. Faustino Miguel, Escolapio). No podemos dejar de notar que la santidad capuchina en España encuentra también una gran proximidad a esta hermosa devoción.
Patrona de todas las misiones capuchinas
Con el voto favorable del Capítulo general de 1932 la Madre del Buen Pastor fue declarada patrona universal de todas las misiones de la Orden Capuchina, el 22 de mayo, y esto continua hasta hoy en vigor. De hecho, las actuales Constituciones aprobadas el 04 de octubre de 2013, afirman en el numero 181,3: “Encomendamos esta gran tarea a la intercesión de la bienaventurada Virgen María, Madre del Buen Pastor, la cual engendró a Cristo, luz y salvación de todas las gentes y presidió orando, la mañana de Pentecostés, los comienzos de la evangelización, bajo la acción del Espíritu Santo.”Sin embargo, parece que no muchas de nuestras presencias misioneras, aparte de aquellas de origen españolas, pudieron conocer esta devoción y gozar de este patronato. Ciertamente valdría la pena divulgarla más en todas nuestras misiones. La Madre del Buen Pastor puede ser una luz, un apoyo y un estímulo en nuestro trabajo misionero, pues, siendo una devoción típicamente capuchina, lleva nuestras marcas y puede ayudarnos a ser más auténticos.
¿Madre del Buen Pastor o Divina Pastora?
En su origen era llamada únicamente de Pastora por fray Isidoro, sin embargo, luego el pueblo añadió el título de Divina Pastora. En origen tampoco tenía al niño Jesús en la imagen, pero en las nuevas representaciones en las décadas siguientes el Niño fue agregado, poniendo en luz que ella era la Madre del Buen Pastor.
Generalmente, a nivel de personas ilustradas y teólogos la prefieren llamar de Madre del Buen Pastor, aunque en algunos pronunciamientos de la Iglesia se le llegó a llamarle también “Divina Pastora”. Ya el pueblo de Dios nunca sintió la necesidad ni acogió las razones para cambiar su nombre. Ha continuado siempre a llamarle “Divina Pastora” y no porque creyera que ella fuera una diosa, una divinidad, todos saben perfectamente quién ella es: la Madre de Jesús, el Buen Pastor, pero entiende que su acción, su servicio, es divino. Al colaborar con el proyecto de Dios su actuar se hace divino, y por eso la llaman cariñosamente “Divina Pastora”.
Una Virgen capuchina
Lo primero que nos salta a los ojos es su pobreza: vestida como los pobres pastores, con un sencillo sombrero de campesinos. Quizás, hoy después del Vaticano II, nos parezca normal verla en este modo más cercana, pero fue fantástica esta intuición, en aquella época de tantas pompas, proponer una imagen de la Virgen así, casi que repitiendo las palabras de Francisco de Asís: “y mas no queríamos tener…”. Esto hizo y hace de ella una Madre cercana, desinteresada, solidaria. Ella invita a nosotros capuchinos a comprender la belleza de ser pobres, de contentarnos con el poco, de pensar a una pastoral hecha mucho más con el corazón que con medio portentosos.
El estar rodeada de ovejas nos sugiere que ella genera fraternidad. La Virgen María es agregadora. Así como en Pentecostés ella parece reunir a los apóstoles en la oración, continúa en la historia, como madre nuestra, generando fraternidad entre nosotros, colaborando en nuestra unidad.
El hecho de estar sentada, nos hace pensar que ella es también contemplativa. Los que trabajan en el pastoreo saben que hay momentos de actividad, de conducir el rebaño, de buscar aguas y pastajes, pero también hay muchos momentos que puede sentarse y contemplar, esperando con paciencia que las ovejas se satisfagan. Sin embargo, no es una contemplación alienante, anche se piensa en el misterio de la vida, resta siempre atenta al rebaño, lista a intervenir inmediatamente se algo lo requiere.
Siendo una pastora nos habla de la importancia del trabajo sencillo. Nos recuerda que el trabajo es una gracia, no es un castigo. Él es parte de nuestra espiritualidad. Nuestros santos capuchinos nos muestran que no existe santidad capuchina sin trabajo. El trabajo manual, el trabajo discreto, aquel que talvez otros no quieran hacerlo, son para nosotros ocasión de encuentro, de crecimiento, de comunión y servicio.
Y por fin, la Pastora de las almas es misionera. Ella surge para apoyar las misiones capuchinas y desde su origen cumple con su misión. Ella vigila sobre nosotros para que nunca perdamos este ideal, para que no abandonemos la pastoral, para que no seamos insensibles delante de las ovejas que se están perdiendo, sino que con creatividad siempre renovada podamos cumplir con lo que el Buen Pastor espera de nosotros.
Por todos estos detalles podemos verla como una auténtica representación capuchina del misterio de la Madre de Dios. Tenerla presente y venerarla en todas nuestras misiones puede ser un modo precioso de hacernos crecer en la fidelidad a nuestra vocación.
Hno Mariosvaldo Florentino, ofmcap
Secretario general de las misiones
Fuentes:
Carta del Ministro General, Hno. John Corriveau, con motivo de la celebración del 3er. centenario de la advocación “María, Madre el Buen Pastor” (Divina Pastora), 07/10/2003, Analecta OFMCap, 2003, 647-654.
CRUCES RODRGUIGUEZ, José Francisco, La Divina Pastora de las almas: historia de la advocación e iconografía y su vinculación con la ciudad de Málaga, in: Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial, 2012, 985-1004.





Bendecido día! No conocía esta advocación,es hermosa,sencilla fraterna ... La compartiré con mis hermanos 🙏
RispondiEliminaHermosa y sencilla la Madre de nuestro Salvador.sencilla como los hermanos Capuchinos.Bendiciones.
RispondiEliminaHermosa la Madre Pastora,no la conocía ,pero ahora ya la siento mi Madre Pastora ,es la humildad y la mujer compañera de su Divino Hijo, es para mí un hallazgo
RispondiEliminaLa conozco como La Divina Pastora.
RispondiEliminaEs preciosa, amo su sencillez!
Que lindo es conocer más advocaciones de nuestra madre , Hoy que lo conozco pido su intercesion por todos este tiempo difícil que estamos pasando 🙏🙏🌹
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