martedì 19 luglio 2022

Misionero capuchino:

 

             Una vocación dentro de la vocación

 

            San Francisco de Asís entendió, desde los orígenes de nuestra orden, que algunos hermanos serían tocados por Dios con un deseo de partir a las misiones. En nuestra Regla dice: “Si algunos de los hermanos por divina inspiración quisieran ir entre los sarracenos y otros infieles, pidan licencia a sus ministros provinciales.”

            La vocación misionera  es, por tanto, un llamado dentro de un llamado. No son todos los hermanos quienes lo escuchan, pero algunos, además de ser capuchinos, son llamados a desgastar su vida, sus fuerzas y los propios dones en otros pueblos, asumiendo culturas nuevas, aprendiendo lenguas diferentes y colaborando con nuestro carisma a la expansión del Reino de Dios, allá donde hay una mayor necesidad. Y Dios puede suscitar esta inspiración divina en cualquier hermano, incluso en un miembro de una circunscripción pequeña o de una misión.

            Para Francisco de Asís esta vocación, si es auténtica, debe ser realizada. El ministro debe verificar si el hermano es idóneo para la misión, es decir, si realmente es adecuado para ser un misionero. Y, aunque en esa circunscripción haya pocos frailes y este hermano sería muy útil para algún servicio, el superior debe enviarlo con confianza, ya que Dios mismo es quien lo escogió, y Dios conoce las necesidades de cada provincia o custodia.

            Es muy importante que se verifique realmente la idoneidad para ser un misionero capuchino,  es decir, que el hermano vibre con nuestro carisma: que ame la vida fraterna y sea capaz de trabajar en equipo; que le guste vivir la minoridad con sobriedad y simplicidad, “desapropiado”; que sea orante y contemplativo, y que comprenda la necesidad de la meditación en nuestra vida; y que tenga una gran generosidad para el apostolado. Decían las primeras Constituciones Capuchinas: “el superior no se lamente por la partida de los buenos.”

            Por eso, hermano mío, si cuando se habla de misión tu corazón se acelera, si te interesa saber más de otras culturas, si sientes que puedes aprender una lengua nueva y que no te sería difícil adaptarte en otro país, es posible que Dios te esté llamando a la misión. Ora y reflexiona sobre esto. Investiga sobre las misiones. Haz alguna pequeña experiencia misionera. Esto te ayudará.

            Existen muchas necesidades en nuestra Orden Capuchina en cuanto a la misión: nuevas peticiones de misión, presencias frágiles en iglesias jóvenes, presencias entre musulmanes que necesitan ser reforzadas, las fraternidades Internacionales de San Lorenzo... ¿No te estará llamando Dios a dejar tu tierra y partir?

            Entra en contacto con nosotros missionicap@gmail.com  

visita nuestro blog: Evangelizatio et missio – ofmcap . Nosotros podemos ayudar en el discernimiento, ofrecer algunos materiales y orientar para hacer alguna experiencia temporal ...

Soy el hno Mariosvaldo Florentino, secretario general de la Evangelización, Cooperación y Animación misionera. paz y bien.

martedì 28 giugno 2022

Los Capuchinos en la Amazonia

 

Fraternidades San Lorenzo de Brindis 

 


            El 02 de febrero de 2022, fueron inauguradas dos fraternidades internacionales de San Lorenzo en la triple frontera entre Brasil-Colombia-Perú, fruto de un acuerdo entre las tres circunscripciones que están en este territorio y también de la colaboración de otras circunscripciones que han puesto a sus hermanos a disposición. Una de las fraternidades se encuentra en Leticia – Colombia y cuenta con 5 hnos (hno Félix de Colombia; hno Lázaro de Ceará – Brasil; hno Adán de México Norte; hno David de Perú; y hno Kellycio de Mato Grosso – Brasil). La otra fraternidad se encuentra en Benjamín Constant – Brasil y cuenta también con 5 hnos (hno Aceme – Amazonas – Brasil; hno Héctor de Perú; hno Celso de Amazonas – Brasil; hno Manuel de Colombia; y el hno Marcos Venicius también de Amazonas – Brasil). Una fraternidad se encuentra a 20 minutos en barco de la otra.

            Como fraternidades de San Lorenzo ellos son llamados a vivir en primer lugar nuestros valores carismáticos capuchinos como indican las Constituciones. Ante todo, está la fraternidad, que es nuestro primer apostolado. Aun siendo de países y culturas tan diferentes deben desarrollar entre ellos aquella estima y servicio mutuo que Francisco quería para todos sus seguidores. El compartir alegre de la cotidianidad y la mutua estima deben ser visibles en ellos. También la minoridad entre ellos y en la pastoral debe caracterizarlos. Asumiendo con gusto los trabajos sencillos, haciéndose “sumisos a toda humana criatura”, deben mostrar que están allí para servir y no para ser servidos. La vida de oración también debe ser intensa: rezan ordinariamente en fraternidad toda la liturgia de las horas, hacen de la eucaristía fraterna el culmen de cada día y dedican al menos una hora del día a la meditación u oración mental, dando así a Dios la prioridad que da sentido a todo los demás.    

            Es a partir de estas características capuchinas que ellos quieren ser misioneros en la Amazonia. Tienen una intensa actividad pastoral, pero sin dejar de lado nuestro modo de ser: fraternos, menores y contemplativos. Es así que sirven a las comunidades, en las parroquias y más allá de ellas. Como hnos del pueblo realizan en fraternidad experiencias misioneras en las comunidades indígenas y ribereñas, llevando la alegría del Evangelio donde la vida clama. Tienen ganas de servir a los más sencillos y están abiertos a aprender sus costumbres, lenguas y cultura. Están descubriendo que el misionero es el primer evangelizado, pues las semillas del verbo están ya en todas partes.

            Es allí que estas dos fraternidades quieren también ofrecer a todos los hnos de las Américas, especialmente a los pos-novicios, la posibilidad de hacer una bella experiencia misionera, con algo de formación teórica y también experiencias prácticas. Esto ayudará a despertar aún más en todos nosotros el gusto por la misión desde nuestro carisma capuchino.

            “Mi querida Amazonia” te llama… responde “Aquí estoy”. Mi hermano: divulga, apoya y disfruta de esta experiencia…

venerdì 28 gennaio 2022

Fraternidades Internacionales de San Lorenzo en la Amazonia - proyecto

 

Fraternidades Capuchinas Misioneras

en el Corazón de la Amazonia 

 1.      Introducción.

Ya desde 2010, y un poco más en el sexenio pasado, se empezó a hablar de una fraternidad interprovincial en la Amazonia, donde se pudiera realizar un trabajo misionero especialmente dedicado a los indígenas. La propuesta fue discutida en varias estancias sin que se llegara a una concretización.

Al inicio de este sexenio nuestro Ministro General Roberto Genuin propuso lo siguiente en su carta programática “Agradezcamos al Señor”:

Vistos los resultados positivos y el estímulo del Capítulo, el Consejo general quiere estudiar la posibilidad de iniciar también en América alguna fraternidad intercultural como las del proyecto Fraternidades para Europa. Creemos que puede ser un instrumento válido para dar savia nueva a otras circunscripciones fuera de los límites territoriales del viejo continente. Quizás, para superar la designación geográfica y tomando como referencia este año jubilar dedicado a San Lorenzo de Brindis - hombre que sabía conjugar admirablemente la prolongada oración, con la preparación cultural y un compromiso incansable para implantar con eficacia y hacer progresar vigorosamente la Orden - se ha pensado denominar al proyecto, ya no "Fraternidades para Europa" sino proyecto "Fraternidad San Lorenzo de Brindis”. (# 51) 


2.      ¿Qué son las Fraternidades San Lorenzo de Brindis?

Como fruto del encuentro de realizado en Fátima en diciembre de 2014, fray Mauro Jöhri definía estas fraternidades de la siguiente manera:

“Queremos intentar un nuevo camino, constituyendo fraternidades interculturales, que a la luz del evangelio y de nuestras Constituciones vivan la oración, la vida fraterna y la misión en modo auténtico y coherente. El recurso de la interculturalidad será el testimonio de que los hermanos provenientes de diversas culturas, si miran a Cristo presente entre ellos, pueden vivir, entregarse y trabajar unidos. Nos sostiene la certeza de que el carisma de Francisco de Asís, vivido y testimoniado tiene todavía tanto que decir y comunicar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo.”

“Deseo ver surgir fraternidades que vivan una fe pura y profunda, donde la cualidad de las relaciones fraternas se convierta en testimonio del Amor de Dios, y lugar de acogida capaz de generar propuestas de seguimiento al Señor Jesús. Queremos evangelizar con nuestra vida cotidiana y lo queremos hacer en comunión con las Iglesias locales y con las realidades eclesiales allí donde el Señor nos conceda estar presentes.” (Fr. Mauro Jöhri – Fraternidades para Europa – 28/01/2015). 

3.      Características carismáticas de las fraternidades San Lorenzo de Brindis.

Estas fraternidades deberán vivir intensamente la vida fraterna, la minoridad, la oración y el apostolado. Indicamos algunas características carismáticas de estas fraternidades internacionales: 


A.     Sobre el valor de la vida fraterna:

Los hermanos deben estar convencidos que la vida fraterna es básica en nuestra vida capuchina y también que es nuestro primer apostolado. Ser de verdad hermanos: querernos, cuidarnos, servirnos, atendernos, gustar de estar entre nosotros. Para ello se debe generar un ambiente de confianza, de alegría, de sensibilidad, de acogida, de diálogo, y también de perdón. Todo esto, no es nada más que vivir el evangelio y si queremos evangelizar debemos primero disponernos a experimentarlo. 

Por eso será muy importante una convivencia fraterna de calidad generando un buen ambiente: durante las comidas, momentos de recreación, celebraciones de los cumpleaños, algún paseo, noches o día de fraternidad, momentos frecuentes en que se reúnen todos y solo los hermanos de la fraternidad.

Es muy importante que una vez al mes se tenga el capítulo local, como ocasión propicia de formación, oración, revisión de la vida, compartir de los sentimientos, la programación y evaluación de las actividades, etc.

Será además muy importante que los hermanos dediquen tiempo a conocerse, a escucharse: la vida familiar, la historia vocacional, los sueños y frustraciones, las expectativas con la fraternidad. Las relaciones fraternas se consolidan mucho cuando se experimenta juntos los momentos de dolor y dificultad como verdaderos hermanos o hasta como “madres”, especialmente, por ejemplo, en los momentos de enfermedad, de dificultad familiar (enfermedad de los padres o parientes cercanos, duelos, crisis… escuchar, rezar juntos…), momentos de algún conflicto o crisis.

El guardián de cada una de estas fraternidades será una figura fundamental para que sea un verdadero estimulador de la fraternidad y de la relación con la otra. Por eso, para nombrarlo será muy importante que el superior mayor haga un buen discernimiento involucrando también con el consejero general del área.   


 

B.     Sobre el valor de la minoridad.

Francisco se inspiraba mucho en el misterio de la encarnación para animarse a la minoridad. También esta característica debe estar muy presente en nuestra vida para no desfigurar nuestro ser franciscano. En la minoridad encontramos la suma de la pobreza con la humildad y está relacionada a la sobriedad, sencillez, esencialidad, transparencia.

Expresiones concretas de minoridad que deben ser cultivadas en estas fraternidades. Asumir con alegría y celo los servicios sencillos de la casa, evitando en lo posible tener empleados para hacer las cosas que son propias de los «menores». Se hace raro cuando contratamos a personas para hacer en nuestras casas las cosas más sencillas.

Se deberá promover la sencillez en las cosas que tenemos y usamos, la sobriedad en la comida, que debe ser buena, suficiente, saludable pero a la vez sencilla e inspirada en las comidas que come la gente del lugar. No podemos en nuestras casas ordinariamente comer lo que no es propio del lugar, esto sería una falta de encarnación. En algún día festivo ciertamente se podrá “importar”.

Es importante llevar una economía transparente y atenta a las necesidades auténticas de los hermanos. Los ecónomos deben sentirse servidores de la fraternidad y no otra cosa, y todos deben entregar con confianza todo lo que reciben. La fraternidad debe buscar con creatividad ser productiva. Se podría decir que debe intentar auto mantenerse en las cosas ordinarias, dentro de lo que se pueda en esta especifica realidad misionera. Ciertamente cuando haya un grupo de formandos los gastos serán mayores y se podrá recurrir a otras subvenciones.

El amor por el trabajo es sin dudas una parte importante de nuestra espiritualidad, el trabajo es una gracia. Lo normal en nuestra vida es trabajar para lo que “comemos” y también para la caridad. Si somos sanos y capaces, debemos rechazar la idea de ser mantenidos. Vivimos del trabajo de nuestras manos y cuando nos falta recurrimos a la mesa del Señor. No olvidemos que somos una orden mendicante. Y el hecho que hasta las personas sencillas colaboren con nosotros nos ayuda a tomar conciencia de nuestra vocación.

También el uso de nuestro hábito religioso, según nuestras Constituciones, es un signo de minoridad y pobreza. Sin duda, aunque no sea obligatorio el uso continuo, es un signo fuerte de nuestra consagración y nos ayuda a consolidar nuestra identidad. En algunos momentos de la vida fraterna, como en las oraciones o también en la pastoral, podría ser un signo importante de nuestro amor a nuestra vocación, y se muestra como un excelente promotor vocacional.  


C.     Sobre el valor de la vida de oración.

Según el ideal de san Francisco, la oración debe tener la prioridad en nuestra vida, nada debe anteponerse a ella, y esto queremos tratar de vivir en todas nuestras fraternidades. Buena parte de nuestro tiempo queremos estar en fraternidad con el Señor, gustando de su presencia, alimentándonos de su Palabra, llenándonos de su gracia. Esto significa un tiempo importante. La oración no puede entrar en los tiempos que sobran de otras actividades, sino las otras actividades ocupan el tiempo que sobra de la oración (de lo contrario, ella no es el principal). La oración no debe ser un peso, una obligación, sino una gracia, una delicia, por eso no debe ser dejada por realizar otras cosas, sino se debe vivir gustosamente esta prioridad.

La eucaristía debe ser la fuente y la cumbre de la vida fraterna. Debe ser ordinariamente celebrada todos los días con la presencia de todos los hermanos de la fraternidad, en la capilla de la fraternidad o en otro lugar, con o sin la participación de otros fieles, aunque algún hermano tenga alguna otra misa por motivos pastorales igual lo ideal es participar de la misa fraterna, como pide la Iglesia. Esta misa fraterna, sacramento de la unidad, celebrada por todos los hermanos diariamente es el fundamento de nuestra fraternidad, y es lo que nos ayuda a ser un solo cuerpo y una sola alma. Esta misa debe ser vivida con mucha vibración: preparando lo que es necesario para que la participación sea activa, consciente y fructuosa.

La liturgia de las horas que esparce el gozoso diálogo con el Señor en las varias horas del día debe marcar el ritmo de la fraternidad y ser motivo de alegría y empeño. Todos nosotros por la profesión religiosa asumimos el compromiso de rezarla integralmente, en fraternidad, y cuando esto no es posible, cada uno debe hacerlo, aunque sea solito. En lo posible, la fraternidad debe celebrar todas las horas (oficio de las lecturas, laudes, una hora media, vísperas y completas). Pero, laudes y vísperas según las Constituciones, no se puede negociar, esto es, la fraternidad tiene que encontrar el modo de celebrarlas ordinariamente en común, y además todas las otras que se puedan. Aquí el criterio se invierte: no el mínimo exigido, sino el máximo posible.

La oración mental, meditación o contemplación. La tradición capuchina siempre fue muy celosa de este tiempo de silencio vivido generalmente en común en el coro y completado en los cuartos. Según nuestras Constituciones este tiempo debe ser de al menos una hora diaria. A veces estamos tan agitados que nos cuesta vivirlo, pero es importante practicarlo con paciencia para crecer en este valor. Se puede hacer en dos momentos en el día, pero la experiencia nos dice que es mejor hacerlo juntos en la capilla. No podemos definirnos como contemplativos si no tenemos esta experiencia. Aun estando abrumados de trabajos apostólicos, este tiempo se hace esencial, para poder trabajar bien.

Además de todo esto, es también muy importante, que los hermanos cultiven alguna oración devocional que según la oportunidad podrá ser vivida en fraternidad, pero sin que sea una sustitución a las otras formas de oración (misa, liturgia de las horas o la meditación) sino como algo más que se agrega. 


D. Sobre el valor del apostolado.

El apostolado es parte integrante y necesaria de nuestra vida capuchina. Somos llamados, consagrados y enviados para servir. No tiene sentido nuestra vida, si ella no se hace servicio a la Iglesia y muy especialmente a los que sufren. Es importante tener claro que el apostolado no es nuestra prioridad, esto es, no es lo que viene primero, pero esto no significa que podamos vivir sin él. Esto sería un absurdo.

Ya que somos llamados a vivir nuestra misión como hermanos menores, nuestro apostolado debe ser caracterizado por nuestro modo de ser. La Iglesia espera de nosotros capuchinos una colaboración específica, una evangelización desde nuestro carisma, una obra apostólica que tenga nuestra marca. No “quiere” que hagamos simplemente lo mismo que puede hacer muy bien un padre diocesano u otro misionero.

Es por ello que al momento de ejercer nuestra actividad apostólica es importante recordar que somos hermanos. Es desde la fraternidad que servimos. En la fraternidad discernimos, asumimos, trabajamos y evaluamos. Fundamental es trabajar juntos, todo lo que hacemos debe ser expresión fraterna. No somos una sociedad de vida apostólica, esto es, de “pastoralistas” que viven juntos solo para facilitar ciertas cosas, pero que en el trabajo apostólico cada uno hace lo mejor que puede y cada uno en lo suyo. (Y no es que los que hacen así lo hacen mal, al contrario, hay mucho mérito, pero nosotros, capuchinos, no debemos ser así). Somos y queremos ser una fraternidad apostólica, esto es, hombres transformados a los que les gusta trabajar juntos, en equipo, superando competiciones, celos y protagonismos personalistas…  

Pero no solo somos hermanos, también somos menores, esto es, preferimos estar en el último lugar, nos gusta hacer lo que otros no quieren hacer, nos gusta ir al encuentro de los «leprosos» para que ellos nos sanen, y hagan dulce lo que a los ojos del mundo es amargo, nos gusta ir al encuentro de los que están alejados de Dios. No tenemos necesidad de tener un lugar donde decir “aquí mando yo”.

Es muy importante tener presente lo que somos para hacer nuestro plan pastoral o nuestro proyecto misionero. Ambas fraternidades deben descubrir el servicio pastoral específico que Dios quiere de nosotros los capuchinos allí, un proyecto que no dependa tanto de cualidades específicas o del gusto de un determinado hermano que ahora está allí, sino algo que pueda ser apropiado para cualquier hermano capuchino que venga y quiera sumarse, y que, si uno se va, igual pueda continuar. No se quiere despreciar los dones personales de cada uno, que ciertamente son una riqueza, y pueden ayudar mucho, pero dentro de un plan de conjunto.

Otro aspecto muy importante para nuestro plan pastoral es acompañar a la Iglesia, estar atento a las indicaciones de los obispos, siempre y cuando no nos quieran descaracterizar en nuestro carisma. Es misión de los obispos ayudarnos en la fidelidad al carisma que fue aprobado por la Iglesia.

Es muy importante que estas fraternidades tengan una fuerte vibración vocacional, esto es, recen por las vocaciones y estén atentas a suscitar la inquietud vocacional en los jóvenes con los cuales tendrán contacto y acompañarlos vivamente en el discernimiento, dando la posibilidad de compartir nuestra vida. Al momento justo las vocaciones serán enviadas a la circunscripción correspondiente.   


4.      ¿Dónde estarán ubicadas estas fraternidades ‘San Lorenzo’ en Amazonia? 

Serán dos fraternidades internacionales en la triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú, en las ciudades de Benjamin Constant (Brasil) y Leticia (Colombia), donde ya tenemos fraternidades. 


5.      ¿Cuál será su especificidad?

A parte de vivir la propuesta de Fraternidades Internacionales de San Lorenzo de Brindis en este contexto significativo y misionero, deberán ser un centro de formación que pueda ofrecer, especialmente a los postnovicios y también otros hermanos que lo desean, la oportunidad de una formación teórica y práctica sobre el ideal de misión en nuestra Orden Capuchina. (Fr. Roberto Genuin, Ministro General. Prot. No. 000240/20).

Por lo tanto, ambas fraternidades compartirán este mismo y único proyecto, y deberán ser una presencia significativa del carisma capuchino en la Amazonia (fraternos, menores, contemplativos y apostólicos) que servirán como escuela de vida y misión para los hermanos que están en su formación permanente y deseen esta oportunidad y muy especialmente los hermanos que están completando su formación inicial.

 


6.      Características generales y comunes a las dos fraternidades

A.     En cuanto a la composición del número de hermanos se indica lo siguiente:

      Debe haber al menos 4 hermanos estables en cada fraternidad, mejor aún si fueran 5, para que, si algún hermano tenga que ausentarse por algún motivo o ir de vacaciones no deje de ser una fraternidad. 

      De estos hermanos al menos 2 deben ser de la propia circunscripción, uno de Perú y los demás de cualquier otra circunscripción de la Orden, con un contrato de colaboración fraterna, preparado para esta realidad, y firmado entre los superiores mayores interesados y con el visto bueno del Ministro General.

B.     Respecto a los idiomas, será muy importante que en Benjamín Constant se tenga al menos un hermano de lengua española y en Leticia al menos uno de lengua portuguesa. Este bilingüismo parece ser también una exigencia por la posición de ambas fraternidades:

      Benjamín Constant que está en el Brasil, tiene del otro lado del rio “Islandia” que es Perú y el inmenso rio Yavari, que es la frontera entre ambos países con muchas comunidades (indígenas y “riberinhas”) a la cual estamos llamados a atender pastoralmente…

        Leticia que está en Colombia, está del otro lado de la calle con Tabatinga, que es Brasil, también del otro lado del rio está Santa Rosa (Perú) con muchas comunidades muy          desasistidas. En la misión de esta fraternidad sería muy importante descubrir un apostolado que puede superar estas fronteras. 


7.      La relación entre las dos fraternidades:

Cada una de las fraternidades dependen del superior mayor al cual pertenece su territorio, sin embargo, tienen un programa en común de mutua ayuda para animarse en la vivencia de los aspectos carismáticos y comparten el programa formativo misionero. Es por ello que tomarán en cuenta los siguientes aspectos para mantener una relación y proyecto común:

      deben realizar al menos un encuentro mensual de un día completo, con la participación de todos los hermanos: puede ser un capítulo formativo, una jornada de retiro, un compartir de los servicios misioneros y también conmemoraciones de los cumpleaños u otros eventos.

      los encuentros podrán ser alternados entre ambas fraternidades, a menos que exista un motivo o situación particular que exija otra cosa.

      en un encuentro de programación al inicio del año se debe hacer el programa de estos encuentros para todo el año, pero nada impide que se realice alguno extraordinario por alguna otra ocasión.

      los guardianes deberán estimular una fecunda relación entre todos los miembros de las dos fraternidades, y las ocasiones de encuentro de ambas deben ser vistas y vividas como una grata oportunidad de vivencia fraterna.

      se debe crear medios fluidos de comunicación entre todos los miembros de las dos fraternidades como podría ser un grupo de en las redes sociales u otros medios.

      será importante que ambas dialoguen sobre aspectos específicos que quieren tener, sobre los horarios, y también sobre las cosas prácticas para que en lo posible puedan asemejarse, pensando en los grupos que van a hacer la formación, para que no haya fracturas, y quede claro que tienen idénticas motivaciones.

      cada fraternidad tendrá su propio proyecto de apostolado misionero, pero será importante que se promueva en el año algunas actividades pastorales en común, involucrando a todos los hermanos de ambas fraternidades, como expresión concreta de nuestro modo fraterno de servir a la Iglesia.

      los hermanos de una fraternidad deben conocer relativamente bien el servicio pastoral que se realiza en la otra, como para permitir sin problema, que los de una puedan suplir en la otra cuando los hermanos de aquella deban ausentarse por las actividades de la circunscripción: retiro anual, asamblea… 


8.      Características de los hermanos para estas fraternidades.

Es muy importante que los hermanos que van a componer estas fraternidades sean hermanos que vibren con la vocación capuchina: gusten de vivir y trabajar en fraternidad; dispuestos al diálogo, a planear y evaluar; estén animados y deseosos de una vida de oración como es nuestro ideal; no tengan problema con los servicios fraternos y con una vida sencilla; sientan amor por el apostolado, la evangelización y misión; y tengan una adecuada salud física. No es que deban ser hermanos perfectos, pero sí hermanos que no tengan resistencia a lo que nos es propio de estas fraternidades internacionales de San Lorenzo, y quieran crecer.

Es también muy importante que los hermanos que participarán del proyecto estén atentos a construir estas presencias auténticamente capuchinas pero con un rostro amazónico. Ciertamente nuestro modo de ser capuchinos puede ser enriquecido con muchas expresiones nuevas aprendidas de las culturas milenarias que allí están.  Por eso, especialmente los “nuevos” hermanos que van a vivir allí deben ser preparados para esta experiencia, en particular los que vienen de otras realidades: estudiar algo de la cultura, de la iglesia local, de la inculturación, del diálogo interreligioso, etc. En una palabra: estar muy dispuesto a aprender, más que enseñar… 


9.     Misión del superior mayor de la circunscripción que está en su territorio

Cada fraternidad será animada por el superior mayor de la circunscripción territorial, esto es, estará bajo su responsabilidad, como todas las demás fraternidades de la provincia, pero éste debe tener en cuenta su particularidad:

      Existe un proyecto común entre ambas fraternidades, el cual deberá custodiar, promover y respetar.

      La importancia de dialogar sobre posibles decisiones con el superior mayor de la otra fraternidad y también con el Consejero General del área.

      La visita del superior mayor deberá ser al menos dos veces al año, y en lo posible una de estas podría hacerla juntamente con el superior mayor de la otra y visitar ambas fraternidades, y enviar una relación a los Consejeros Generales del área.

      Es muy importante que el superior mayor no piense que éste es un proyecto de la curia general y se desentienda de él.

      Aunque el proyecto depende de los superiores mayores de la circunscripción territorial, la curia general (especialmente a través de sus secretariados) ofrece el acompañamiento sobre cuestiones específicas como: la buena conformación de la fraternidad, la calidad de la oferta formativa y la continuidad de la colaboración.            


10.      El proyecto fraterno de cada fraternidad y el proyecto de formación misionera

Los hermanos que conformarán estas fraternidades dedicarán en el año 2022 a vivir intensamente nuestra vida capuchina, procurando consolidar la vida fraterna, la minoridad y la vida de oración.  Ciertamente este estilo de vida exige desinstalarse, rehacer opciones, rever prioridades, pero es justo por eso que es un «ideal de vida», esto es, algo que nos estimula, nos mueve y nos empuja. Durante este período de tiempo los nuevos conocerán además los servicios apostólicos que actualmente se realizan, procurando acercarse con apertura y respeto a las personas, los grupos apostólicos y las comunidades indígenas. No es este un tiempo para realizar cambios o modificaciones, sino para conocer, dialogar y comprender lo que se realiza, y conocer a las personas del lugar, su cultura, su fe.

También, en este primer año los hermanos elaborarán en conjunto con los secretariados generales un curso de formación misionera para todos los postnovicios de las Américas y también para otros hermanos de cualquier parte del mundo que quieran pasar un tiempo de formación permanente misionera y también carismática, para realizarse ad experimentum en el año de 2023.

A partir del segundo año, los hermanos iniciarán a elaborar un nuevo proyecto pastoral misionero que se ajuste a nuestro estilo de vida capuchino y a las fraternidades internacionales “San Lorenzo de Brindis”. Para ello se tomarán en cuenta:

      Las indicaciones del Papa Francisco en la exhortación “Querida Amazonia”.

      Las indicaciones de Conferencia Eclesial Amazónica;

      Las indicaciones de los obispos del lugar, de acuerdo al plan pastoral diocesano.

      Conocer las indicaciones de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y descubrir qué aporte especifico podemos dar a este proyecto tan importante.

      Ser capaces de participar en iniciativas inter-congregacionales que sean promovidas en la zona.

Queremos en primer lugar vivir intensamente nuestra vida capuchina, y deseamos que los formandos y hermanos que harán experiencia en estas fraternidades, no solo crezcan en el deseo de la misión entre los indígenas, que será muy interesante, sino que vuelvan a sus circunscripciones reavivados en nuestra vocación ordinaria.


11.    Fondo de mantenimiento

Ordinariamente cada fraternidad debe buscar el modo de subsistencia con el propio trabajo, con la colaboración de las personas locales, y se esto no fuera suficiente con la ayuda de la circunscripción.

El mantenimiento ordinario de los inmuebles, así como otros gastos o impuestos relacionados con su posesión, correrán a cargo de las circunscripciones propietarias de los inmuebles.

Se deberá crear un fondo para ayudar en el mantenimiento del “Proyecto” en lo que las propias fraternidades no puedan, en las Conferencias Capuchinas de América, con la colaboración de cada una de las circunscripciones, a través de sus respectivos Secretariados para la Evangelización, Animación y Cooperación Misionera.

En caso de necesidad extraordinaria, el superior mayor de la circunscripción, o los dos superiores mayores, podrá enviar oportunamente una solicitud de ayuda económica a la Oficina de Solidaridad Internacional de la Orden. 


12.    Conclusión.

La Orden ve en las fraternidades «San Lorenzo de Brindis» un modo de rescatar nuestros valores, y con ellas ayudar en el reavivar la llama de nuestro carisma.

Las indicaciones contenidas en este proyecto de fraternidades internacionales en el corazón de la Amazonía en realidad no son nada más que lo que se debería vivir en todas las fraternidades capuchinas, pero que por muchos motivos están a veces un poco descuidadas. No son exigencias pesantes, sino el modo de ser capuchinos en el mundo, y  los hermanos que sienten esta vocación pueden realizarse profundamente al vivirlos. Vivir estos valores es ciertamente nuestro mejor camino de felicidad capuchina.



Perfil de los hermanos para formar parte de las fraternidades internacionales en la Amazonia

 

Premisa: Sabemos que el hermano ideal no existe y todos nosotros estamos en construcción, pero teniendo en cuenta las características propuestas a estas fraternidades, queremos dar algunas indicaciones que puedan ayudar en primer lugar a los propios hermanos que desean participar a esta experiencia para que puedan hacer su discernimiento personal y después también a sus superiores mayores que según nuestras Constituciones son los que deben enviar generosamente los hermanos a la misión, desde que juzgados idóneos. “Los ministros no rehúsen enviar hermanos aptos a causa de la escasez de hermanos en la provincia, sino descarguen todo su pensamiento y preocupación en Aquél que tiene constante cuidado de nosotros.” (C. 178,3) 


1 – Debe ser un hermano que “por divina inspiración se sienta llamado a esta labor misionera” (C.178,1), esto es, que haya madurado en la oración y en la vida esta llamada divina.

2 – un hermano que tenga vibración con nuestro carisma y quiera vivir la misión desde nuestra dimensión carismática. No basta solo el deseo misionero, es necesario que quiera ser un capuchino misionero.

3 - un hermano idóneo a la vida de fraternidad: capaz de escucha y dialogo, de amar y servir a los hermanos, relaciones interpersonales saludables, no conflictivo. Que le guste las dinámicas fraternas: capítulos locales, compartir fraterno. Una persona positiva y flexible.

4 – un hermano que guste la minoridad. Disponible a hacer los servicios fraternos hasta los más sencillos. Sin demasiadas exigencias en lo que sean las comodidades, o la alimentación, o artículos personales, con capacidad de gestionar positivamente las limitaciones logísticas del lugar. Que crea que la pobreza es un valor.    

5 – un hermano abierto y vibrante con nuestra vida de oración, que entienda que ella es nuestra prioridad (C. 45,7). Que quiera crecer en la vida espiritual capuchina. Que no tenga resistencia a la eucaristía diaria, liturgia de las horas y la meditación, aunque sienta que tiene que mejorar.

6 – un hermano optimista, generoso con la vida apostólica y dispuesto a vivirla desde la fraternidad. Que quiera experimentar la fraternidad como primero apostolado. Capaz de donarse en la misión, pero dejándose orientar por la fraternidad y la Iglesia. Abierto a la inculturación, capaz y disponible al aprendizaje de otros idiomas y con especial gusto en el servicio a los más necesitados. Capaz de colaborar en forma creativa con un proyecto misionero (planear, ejecutar y evaluar).  

7 – un hermano dispuesto a colaborar en el acompañamiento y formación de hermanos que visitan las fraternidades para tener una experiencia de fraternidad y misión, predicando tanto con el testimonio de vida como con las palabras.

8 – un hermano maduro (preferiblemente de entre 35-55 años de edad), con buena salud física y emocional. Que si tuviera algún problema de salud no fuera algo que ponga en situación difícil la fraternidad. Que tenga una estabilidad emocional capaz de vivir con alegría las posibles situaciones que se pueda dar en una misión.

9 – un hermano que sepa relacionarse con la propia familia y con las amistades externas sanamente, sin crear situaciones incomodas a la fraternidad.

10 – que sea uno hno que desee hacer parte de esta experiencia por al menos 6 años.

Insistimos que no estamos pensando a un hermano perfecto, sino un hermano, como la mayoría de los hermanos, que vive con alegría, sencillez y disponibilidad su ser capuchino y tenga ganas de crecer y mejorar en todo lo que sea posible. Pero hay algunos hermanos que por su historial se percibe claramente que no son indicados a esta experiencia, pues ciertamente sufrirán mucho y también harán sufrir.