El paradigma de toda misión cristiana
Dios entró en la historia
humana a través del misterio de la encarnación del Verbo eterno. El Padre envió
a su Hijo amado para salvar a la humanidad de un modo tan simple y a la vez tan
arraigado, que nos deja perplejos: el Creador se hizo creatura; el Omnipotente
se hizo dependiente; el Eterno se hizo mortal... Esta es la manera como Dios
realiza su misión.
Este es el paradigma de toda misión cristiana: treinta años de silencio, de escucha, de aprendizaje, de meditación, para después exponer los misterios profundos de Dios a través de gestos y palabras simples o de ejemplos de situaciones cotidianas que pudieran ser comprendidas por todos. Y "hablaba con autoridad".
Francisco de Asís entendió que el misterio del pesebre nos enseñaba un proyecto de vida y de misión, por eso a él "le gustaba tanto recordar la humildad de la encarnación" y quiso "ver con sus propios ojos" y sin adornos la minoridad de Dios, para adecuarse a ella.
La encarnación debe iluminar nuestro proyecto misionero. Quien contempla con los ojos de la fe la humildad de Dios, sabe que la misión exige primero encarnar, "someterse a toda humana criatura", aprender... para luego encontrar el momento y el modo justo para abrir los tesoros de la revelación.
Que Francisco de Asís nos ayude a contemplar en el pesebre con nuestros propios ojos, el prototipo de hermano menor que acepta vivir la misión cristiana en este mundo.
Paz y bien.
Nessun commento:
Posta un commento